17 agosto 2015

Mitologia cántabra: Un pueblo de Leyendas


Aprovechando estos marcapáginas que editan en la localiad de Barriopalacio de Anieva para su fiesta “Un Pueblo de Leyendas” que se celebra en agosto, os cuento un poco de la mitología de mi tierra. 
No son estos todos los seres que habitan mis bosques y mis costas pero sirvan como ejemplo. Faltan muchos, yo echo de menos alguno de los que habitan en las costas: la sirenuca, el hombre pez... pero sobre todo al Ventolín, que aunque cause las galernas también ayuda a los cansados y viejos pescadores.





Las Anjanas  son hadas, seres bondadosos que ayudan tanto a animales como a seres humanos. Protegen a  la gente necesitada o afligida, ayudan a quien se pierde en los bosques; alivian las penas, el hambre y el dolor. 


Visten con una larga túnica blanca y se cubren con capas azules. Peinan sus largos cabellos con trenzas adornadas de cintas y llevan coronas de flores.  Siempre llevan un báculo de fresno con el que realizan  sus encantamientos. Viven en cuevas cercanas a ríos o manantiales ya que les gusta hablar con las  aguas.


En el solsticio de primavera se reúnen en las brañas, bailan durante toda la noche y esparcen por los caminos pétalos de rosas rojas, verdes y amarillas. Si encuentras uno de estos pétalos serás feliz durante toda tu vida



El Ojancano es la máxima expresión del mal. Todo en él es ira, odio y destrucción. Es grande cómo un arbol y robusto como un peñasco. Su piel es blanca y está cubierto completamente de áspero pelo rojizo. En su larga barba hay un único pelo blanco, que es su punto débil. La única manera de acabar con él es arrancándole ese pelo. Tiene un solo ojo en mitad de la frente, sus manos y pies tienen diez dedos acabados en enormes garras. Entre sus maldades están: matar ganado, cegar las fuentes, derribar árboles, abrir simas y barrancos, raptar mujeres... además de sembrar rencor, soberbia y envidia entre los hombres.                                                                                                                                                      Vive con la Ojáncana, tan malvada como él, con dos ojos y unos enormes pechos que ha de echarse a la espalda cuando corre. Sin embargo no se reproduce en pareja. Cuando un Ojáncanu está viejo, los demás lo matan y entierran bajo un roble; a los 9 meses del vientre del cadáver saldrán unos gusanos que tras ser amamantados con la sangre que mana de los pechos de una Ojáncana se convertirán en Ojáncanos.


El Trastolillu es un duende juguetón y atolondrado que no para de reír. Es pequeño, de pelo negro cómo el hollín, ojos verdes y colmillos retorcido. Tiene dos pequeños cuernecillos y rabillo. Viste con una túnica que confecciona con cortezas de árbol cosidas con hiedra. 

Todo lo que sucede dentro de casa y que parece inexplicable es cosa del Trastolillu, que oculto en algún rincón se estará partiendo de risa. Seguro que alguna vez no has encontrado las llaves, o has encontrado azúcar en el salero, o la harina ha aparecido tirada por todas partes, o se ha quemado la comida cuando estabas seguro de haber apagado el fuego… 

Aunque con lo dicho no pueda parecer, es un duende protector de las casas. Por cierto el dibujo que aparece en mi nick es un Trastolillu, aunque desconozco de quién es el dibujo.

 



El Trenti es un duende del bosque. De pequeño tamaño y vestido con ramas y musgo. Juguetón y travieso se esconde entre las brañas para asustar a los paisanos. A pesar de sus travesuras protege a los más débiles, especialmente a los ancianos y a los niños. Le encanta la leche. Si alguna vez ves uno, no le des agua, para él es mortal.








El Musgosu es un hombre alto y delgado, pálido y con barba negra. Viste una zamarra de musgo, sombrero de hojas secas y calza botas de piel de lobo. Siempre está andando, nunca se detiene. 

A veces toca la flauta negra que guarda en el zurrón o silba por las noches  avisando así a los pastores de que llega el temporal, el Ojáncano o algún otro ser maligno.
 
 


 

El Cúlebre es un dragón con cola de serpiente y  alas de murciélago que habita en los acantilados de San Vicente de la Barquera (aunque también los hay en el interior, por ejemplo en Secadura).  Está cubierto de escamas y su punto débil es la garganta. Ya es anciano y sus poderes han ido disminuyendo. 

En la noche de San Juan es cuando más débil se muestra pero en San Bartolomé recupera su fuerza de antaño y sale de su cueva desatando el terror con sus bocanadas de fuego y azufre


El Cuegle es pequeño y fuerte. Tiene cuerpo de animal pero anda erguido. De su gran cabeza  sale un único cuerno y sus cabellos son ásperos, tiene tres ojos (uno azul, otro rojo y otro verde) y larga barba. Tres son también sus brazos que acaban en grandes manos sin dedos.  Con cinco filas de dientes y cinco estómagos tiene un hambre voraz. Come todo tipo de animales y niños aunque de pequeño se alimenta de acebo y roble (plantas que acaba odiando). Las madres adornan las cunas de sus hijos con estas plantas para evitar que el Cuegle los coma.

Nacen cada 30 años de la unión de una Anjana maldecida y un oso. A pesar de su maldad los hombres no quieren matarlos pues al morir de viejos, de sus estómagos salen gusanos y quien consiga uno de ellos estará protegido de los Ojáncanos.









Los Caballitos del diablo son caballos con enormes alas de libélula. En verdad son siete hombres que perdieron su alma por su maldad y están condenados a vagar por Cantabria por el resto de la eternidad. Cada uno es de un color: rojo, blanco, negro, azul, verde, amarillo y anaranjado.

Surgen del mismo infierno en la noche de San Juan y patean los campos destruyendo todas las flores de agua y tréboles de cuatro hojas que encuentran a su paso. Es tradición recoger estas dos plantas en la mañana de San Juan ya que a quien las encuentre se le concederán las cuatro gracias de la vida: vivir cien años, no sufrir dolor, no pasar hambre y resistir con ánimo sereno cualquier dificultad;  pero es realmente difícil pues los caballitos del diablo han destruido todas. 









La Guajona es una vieja delgada cubierta por un manto negro,  con manos y pies de ave y un solo colmillo.

A pesar de su aspecto de bruja realmente es un vampiro. Solo aparece por las noches.  Sus víctimas son los niños a los que chupa la sangre mientras duermen dejándoles débiles y enfermos.














 

4 comentarios:

  1. Hola, muy interesante la explicación y ahora entendemos de donde viene tu nick.
    besos
    Maite

    ResponderEliminar
  2. Hola Chelo,
    me parecen muy bonitos y muy curiosa la expicación de cada uno de ellos.
    Saludos,
    Carlos Vidal

    ResponderEliminar
  3. Preciosos y muy interesante la explicación sobre cada uno de esos seres de la mitología cántabra.
    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Interesantes marcas y explicaciones.
    Alazos. Pato

    ResponderEliminar